Quizá por ser un producto tan intrínsecamente unido a nuestra historia y a nuestra alimentación, hemos convertido al aceite de oliva virgen extra en un compañero sin voz. Demos a este milagro de la naturaleza en papel que le corresponde.
La cata a pie de almazara siempre ha existido aunque en muchos casos se hiciera de manera involuntaria, es decir, sin unas bases estructuradas desde las que analizar el producto…


Igual que hace unos años se normalizó la cata de vinos y hoy en día quizá se haya sofisticado en exceso, la de aceites es todavía una desconocida entre el público general y se mueve mucho más dentro del mundo técnico de los paneles de cata.
El consumidor, por tanto, se está perdiendo un gran placer: el de llegar a través de sus propios sentidos a poder determinar la calidad de un aceite de oliva virgen extra, de sentir la emoción y el placer de descubrir un producto de altísima calidad.
Cada aceite de oliva virgen extra tiene su propia personalidad con una serie de características positivas que interactúan con nuestros órganos receptores. Esta interactuación se denomina Análisis Sensorial de las Características Organolépticas y que lamentablemente se ha reducido al término de CATA.
Yo no os quiero enseñar a CATAR, quiero enseñaros a disfrutar, distinguir y valorar los aceite de oliva virgen extra. Aportaros unas herramientas para que a través del Análisis Sensorial, de verdad se sepa enfrentar cada persona con el producto que le están ofreciendo.

Mar Luna Villacañas
Directora de Cursos de Análisis Sensorial de la Escuela de Cata de Oleoturismia

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