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Imagen tomada en el restaurante de un selecto Club de Golf en Madrid

Hay asuntos en España que parecen no interesarle a nadie hasta que ocurre una desgracia. El mundo del aceite de oliva se mueve en un plano cada vez más peligroso debido a la «desinformación» y los intereses de quienes quieren vender barato un producto de baja calidad bajo el amparo de «aceite de oliva». Es imprescindible aumentar el conocimiento alrededor de este producto para conseguir eliminar el fraude y poder consumir productos de calidad que debería ser la meta del mayor productor de aceite de oliva del mundo. Pero ese es el problema, una cuestión de lenguaje que provoca el cáncer del sector. No interesa que el público sepa distinguir las diferencias tan inmensas entre en «aceite de oliva» y un «aceite de oliva virgen extra» con esos nombres y esos apellidos.

Nombre y apellidos que todavía desconoce la mayor parte del sector hostelero ya sea de bajo nivel o de alto nivel. En un mundo donde parece ser más interesante saber hacer «la espuma del aire de vogabante» y todos querer ser Ferrán Adriá hay un desconocimiento de base sobre aove sangrante. Y aunque tengo informaciones varias sobre esta afirmación, os voy a transcribir el comentario que hace unas semanas con motivo de la Cena Solidaria por Lorca tuve ocasión de escuchar de primera mano y que publiqué en su momento: «Sorpresa mayúscula que nos llevamos al preguntar al chef delegado de Sergi Arola por el método de elaboración de su tapa “Patatas bravas” y decirme sin temblarle la voz que lo hacían con una mezcla de aceite de girasol y aceite de oliva….casi me caigo de espaldas. Tengo testigos de tal afirmación y le pedí permiso al señor Torsten (creo que se escribe así) para poder reproducir sus palabras».

Pero donde ya es sangrante el tema es con el servicio de aceite y vinagre en mesa de bares, restaurantes, hoteles…etc. Hace justo unos días, con motivo de un viaje de trabajo a La Rioja, me pasé por un restaurante en la localidad de Arnedillo llamado «La Petra» donde me habían indicado que usaban en su cocina aceite de oliva virgen extra. Allí fui y, efectivamente, en la Carta indica que sus platos están elaborados con aove. Uno de dichos platos necesitaba aderezo y solicité a la camarera aceite y vinagre. Las botellas eran de aove de La Rioja aunque estaban bastante viejas y sucias. Le pregunté a la camarera por el contenido y me dijo textualmente que el aceite de dentro era rellenado y que no correspondía con la botella. En fin…más de lo mismo.

En España no está permitido la venta de aceite a granel al público…¿acaso no es una venta a granel un producto sin identificar que te ofrecen en aceiteras? ¿no es un fraude rellenar botellas de aceite de oliva virgen extra con un producto sin identificar? ¿Os imagináis una botella de un Gran Reserva rellena de un vino de mesa y que os la pongan para beber? Entonces…¿por qué sí lo admitimos con el aceite?.

La nueva Ley del Olivar pretende introducir la exigencia de los envases no rellenables en hostelería…¿saldrá adelante? Yo espero que sí, por nuestra salud lo primero, por los productores de aceite de oliva virgen extra de calidad y por un futuro sin fraudes.

Mar Luna Villacañas. Directora de Oleoturismia.